Dice en su Web, la Excma. Sra. Doña Esperanza Aguirre Gil de Biedma, Presidenta de la Comunidad Autónoma de Madrid, que quiere que los ciudadanos tengan un Gobierno que se preocupe por ellos, cercano y abierto a la vez. Quizás por esta preocupación, se está planteando recortar, de forma ilegal, prestaciones sanitarias incluidas en la Cartera de Servicios del Sistema Nacional de Salud.
En la misma Web podemos leer también que pretende fomentar la calidad y la excelencia en toda iniciativa empresarial que se desarrolle en la región y que la Comunidad de Madrid está trabajando para conseguirlo. Está trabajando (entre inauguración e inauguración) ¡Y de que manera!: Cuantiosos y suculentos beneficios, asegurados durante 30 años, a las empresas amigas de Antonio Burgueño (Director General de Hospitales) que “mal-gestionan” los nuevos hospitales “no Públicos” de la Comunidad, cierre de los laboratorios Públicos para que Ribera Salud se lleve “parte del negocio” en que han transformado la sanidad madrileña, privatización de la gestión de las citas telefónicas… En definitiva, negocios y beneficios empresariales a cambio de nuestra salud y la de nuestro bolsillo.
Desde hace unos días circula por la Red un documento con membrete de la Dirección General de Atención Primaria del Servicio Madrileño de Salud, fechado en Diciembre de 2010 y titulado LIMITES A LA COBERTURA DE LA CARTERA DE SERVICIOS COMUNES DEL SISTEMA NACIONAL DE SALUD (SNS) cuyo contenido vulnera abiertamente nuestro derecho, amparado por la Constitución, a la protección de la salud.
Hoy la Presidenta, asiste al pleno de la Asamblea de Madrid y quizás abra la caja de Pandora del copago y nos venda los recortes en el acceso a las prestaciones como necesarios para el “sostenimiento” (palabra de moda entre gestores o ex gestores públicos prostituidos en Consejos de Administración de grandes empresas privadas) de esta “Sanidad del futuro” , cuyo deterioro intencionado venimos sufriendo los madrileños de a pie desde hace años...
Veremos que pasa esta tarde, pero desgraciadamente y como dicen los malayos, la barca pasa, pero el río queda...